Cuando las lilas en racimo
a mis manos se ceñían,
sueños, ilusiones alocadas,
en aquel aroma
realidad se me envolvía.
Hoy he vuelto a la ventana
de la niñez perdida
cuando en un patio de lilas,
felices, sin haber vivido
nos bebíamos la vida.
Azul era el cielo madrileño,
azul el sueño y la risa.
tu mano jugaba con la mía,
añorando una edad
que ni tú ni yo teníamos.
Perdí tu huella, se fueron
en racimo aquellas lilas,
se fueron...,
Y de pronto, llegó la vida.
Dedicado a un amigo de mi adolescencia
que murió muy joven.
Juntos jugábamos en el patio de nuestras casas, rodeado por árboles plagados de lilas, nunca olvidaré aquel aroma ni aquel amigo.
sueños, ilusiones